viernes, 31 de octubre de 2014


LA CURIOSA HISTORIA DEL NACIMIENTO DE LA MARCA GRÁFICA MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO: EL CASO NIKE

Una de las preocupaciones más relevantes que acompañan al profesional asesor de propiedad industrial es la de poder transmitir a nuestros clientes la obligación que tienen de proteger registralmente el resultado de sus creaciones intelectuales.

La historia reciente está llena de curiosos supuestos en los que por no proteger una obra intelectual, su creador ha salido perjudicado claramente en detrimento de un tercero, que con mayor visión empresarial, ha salido plenamente consciente de la importancia que para la realidad comercial supone un registro marcario.

Por todos resulta especialmente llamativo el caso de la que sin duda es la marca gráfica más valiosa del mundo en términos económicos. Nos referimos al “swoosh” o símbolo gráfico que acompaña en el mercado  a los productos de la marca deportiva “NIKE”. Y es especialmente curioso, porque en este supuesto se dan las connotaciones precisas, como para colegir en una existencia la importancia de una correcta protección marcaria, como fue éste el caso, como falta de la misma.

Efectivamente, en 1978, Carolyne Davidson, una diseñadora estudiante de la Universidad de Portland en Oregon, recibe un encargo por sólo 35$, de un empresario novel, Phil Knight, pata diseñar la imagen para una nueva marca de prendas deportivas, que aune elasticidad, velocidad y resistencia, cualidades de todo buen atleta. Para ello, Carolyne se sirve de la diosa Niké, diosa griega de la velocidad, y de su mayor representación artística: la imagen que aparece en la proa de una nave en la que parcialmente se aparece el cuerpo alado y ubicado con un dominio del espacio realmente magistral en el juego de escaleras de varios pisos en el museo de Louvre de Paris.

Bien es cierto, que esos 35$ fueron magníficamente empleados por Phil Knight, quien con una gran labor comercial, apoyada especialmente por un contrato publicitario millonario con el que probablemente es el mejor deportista de todos los tiempos, Michael Jordan, fue adelantando en volumen de ventas a la competencia, especialmente Adidas y Puma, hasta convertirse en el monstruo empresarial que hoy es. 

Pero la pregunta hubiera sido, ¿qué hubiera pasado si Carolyne Davidson se hubiera protegido registralmente y por el contrario, hubiera otorgado una licencia de uso en lugar de ceder su obra creativa?

La conclusión es clara: con protección registral se pueden negociar derechos; sin ésta y con un producto de claridad toparemos con la imitación de terceros y sin mecanismos sólidos de defensa. Protejamos pues, siempre que sea posible. 

Rafael Jiménez







Rafael Jiménez Díaz
Abogado y Agente de la Propiedad Industrial
FERNÁNDEZ-PALACIOS ABOGADOS


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