EL MUNDO DE LAS MARCAS Y LA MÚSICA
A día de hoy ya no existen dudas de que los signos no
fonéticos ni visuales pueden convertirse en marcas. La Ley de marcas española y
el Reglamento de marcas comunitario admite todo signo siempre que sea
susceptible de representación gráfica y, desde luego, el pentagrama constituye
un sistema de signos claro, objetivo, duradero, preciso, completo y autosuficiente
por sí mismo. Además, es fácilmente accesible al común de los mortales.
El Tribunal de Justicia de las Comunidades ha sentado
jurisprudencia y doctrina en dicho sentido: La representación de un pentagrama
es suficiente para satisfacer el requisito de la representación gráfica. La
OAMI incluso llega a más: admite que al momento de la presentación telemática
de una nueva marca, se anexe al formulario un archivo musical en formato mp3 y
con un peso no superior a un mega.
Diferente, sin embargo, debe ser el régimen de sonidos como marcas,
si aquellos nos son música, es decir, si precisan de un sistema diferente al
pentagrama para representarse gráficamente a la vista, puesto que tal vez ese
sistema adolezca de la objetividad y el carácterinequívoco de aquél.
Por todos, el más llamativo de los supuestos fue el
intento de protección del rugido del león por parte de la Metro Goldwin Mayer.
Hubo en aquella ocasión de hacerse uso del sistema de sonogramas, que apto para
la representación gráfica de una subida o bajada de tono y de fuerza, no lo es
para representar un rugido como tal, no pudiéndose distinguir por vía de
ejemplo del mugido de una vaca.
Sonograma: rugido de león
No teniendo una certeza absoluta de lo que realmente
es objeto de protección, se atenta contra un principio elemental para las
marcas, cual es el de la distintividad. ¿En qué medida un rugido puede ser
marca si cuando se representa gráficamente, se pueden distinguir las subidas y
bajadas, pero no si es una vaca o un león quien emite el
sonido?
Pero no solo pensemos en los animales. ¿Podríamos
registrar como marca el grito de Tarzán?
Abogado
FERNÁNDEZ-PALACIOS ABOGADOS
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